QUE SE NOS DISCULPE...

Hoy, no se nos puede exigir atender aquellas voces que durante décadas se vincularon a lesivas políticas gubernamentales de educación superior (precisamente, una de las causas de la crisis social), que en alguna ocasión permitieron desalojos policiales -violentos hacia estudiantes- de sedes universitarias pacíficamente ocupadas, que refieren a Manuel de Rivacoba pero sin su obra ni posición; y que, a fines del siglo pasado, le dejaron solo, peleando en una situación de política nacional y justicia -e injusticia- por derechos humanos (evento que implicaba manifestar posición concreta respecto del enjuiciamiento y destino de Pinochet), conducta que a Manuel causó no sólo aflicción sino, además, profunda decepción.

TEMAS CONSTITUCIONALES. CONTRA LA POLÍTICA ECONÓMICA NEOCONSERVADORA, ADECUADA A UNA MINORÍA, QUE DETERMINA ÁMBITOS ESENCIALES DE LA VIDA SOCIAL.

Aprobamos que la ciudadanía mande

(y no para que otros decidan)


TEMAS CONSTITUCIONALES.

CONTRA LA POLÍTICA ECONÓMICA NEOCONSERVADORA, ADECUADA A UNA MINORÍA, QUE DETERMINA ÁMBITOS ESENCIALES DE LA VIDA SOCIAL.

1. OCASIÓN DE CAMBIO IMPULSADO POR EL PUEBLO DE CHILE Y SUS MOVILIZACIONES.

El plebiscito de este 25 de octubre, como oportunidad de avance en cambios democratizadores del Estado y la sociedad chilena, es fruto del estallido popular y su justificada indignación.

Su amañe o manipulación por la cúpula dirigente (y sus intelectuales), mediante el pacto de noviembre de 2019 y las posteriores leyes que le han regulado, conceden a una minoría el poder de veto. No podía esperarse otra conducta de aquellos que tienen mucho que perder: ¿acaso se cree que aceptarían “suicidarse” como sector favorecido o privilegiado?

Sin embargo, ello no nos inhibe de participar, conscientes de que las condiciones para el cambio son variables, que se crean día a día, que el presente y el futuro no están escritos, tal como no lo estaba la revuelta popular manifestada desde octubre del pasado año.

2. TEMA CLAVE ES LA POLÍTICA ECONÓMICA, QUE REPERCUTE EN VARIADOS ÁMBITOS ESTATALES Y SOCIALES.

La democratización de Chile pasa por abordar el cambio de la imperante política económica, el derecho de propiedad y el rol del Estado, abordando normas y órganos constitucionalmente establecidos -como gendarmes- para su custodia (entre ellos el Banco Central). Política económica ligada, ya desde la dictadura, a una concepción ideológica que, verdaderamente, ubica a los habitantes como utensilios o medios para la explotación y el lucro ajeno, en vez de entenderse y tratarse como titulares de dignidad y ciudadanía. Órganos cuyo rol e integración se exhiben, falazmente, como técnicos, neutros o independientes, pero que, en la realidad, están encadenados a intereses de grupos empresariales y encauzados en beneficio de éstos.

El desajuste valorativo estatal, impregnado por el poder económico-político (y el militar), causa y efecto -a la vez- de dicha política económica al servicio de una minoría, se constata en ámbitos esenciales abordados de tal modo a nivel constitucional que, a nivel legal ha permitido vicios y desajustes en áreas tales como la laboral, previsional, educacional y sanitaria...; y también la procesal, al someter al procedimiento como vehículo para “hacer funcionar” aquélla (reveladora es la confesión albergada en la Exposición de Motivos o Mensaje del Código procesal penal).

3. EL VERDADERO CAMBIO NO PROVENDRÁ DE AQUELLOS QUE GENERARON LA CRISIS.

Ya en instancia constituyente, el auténtico cambio no será impulsado de quienes prometen mutaciones de forma pero cuya conducta ligada a los responsables de la crisis hace divisar continuidad de fondo, articulando sus discursos según a ellos les convenga en cada momento. No puede esperarse cambio real de aquellos que, con su activa y premiada colaboración con los gobiernos concertacionistas (menos aun de la derecha confesada), sustentaron y aplicaron el régimen de discriminación económicosocial, y que mantiene al Estado para el servicio de unos pocos.

4. CUESTIONABLE PRISIÓN.

Numerosas personas que promovieron o participaron de la movilización nacional que ha repercutido en los pasos que hoy se viven, aún permanecen bajo prisión, concedida judicialmente por requerimiento del Ministerio Público, entidad que para otras acciones de igual o mayor gravedad transa -beneficiando a los hechores- operando mecanismos de justicia clasista anidados en el Código procesal penal. Debe considerarse que se imputan hechos que abordan fuerza en las cosas pero no violencia en las personas.

También debe recordarse la posición esclarecedora que sobre actividades semejantes plantearon Manuel de Rivacoba y Eduardo Novoa Monreal. Jiménez de Asúa anotó: ¿cómo es posible que actos que la sociedad loa sean condenados en nombre de esa misma sociedad?

CASO ÁMBAR CORNEJO-HUGO BUSTAMANTE. PREVENTISMO, GARANTISMO Y RETRIBUCIONISMO VÍCTIMAS Y VULNERABILIDAD ESTRUCTURAL: CAUSAS INCÓMODAS PARA LA DESHONESTIDAD INTELECTUAL Y POLÍTICA.


El caso Ámbar Cornejo-Hugo Bustamante

Posturas preventistas, garantismo y retribucionismo

Víctimas y vulnerabilidad estructural:
causas incómodas para la deshonestidad intelectual y política

...la progresiva y arrolladora gravitación que ejercieron las teorías de la prevención general desde el iusnaturalismo clásico de los siglos XVII y XVIII hasta finales del XIX hubo de declararse entonces en crisis y ceder su predominio a una no menos amplia y tampoco muy meditada aceptación de la prevención especial, con su lógico complemento de la noción de tratamiento, igualmente criticada y desacreditada hoy que lo estuvo aquélla hace cien años. Lo más desalentador, empero, de tales fenómenos es que la declinación de una y otra de estas grandes maneras de entender la cuestión deriva principalmente, no de contemplar y discutir el problema, como corresponde, en sus raíces, o sea, en relación con una determinada concepción del hombre, y, con él, de la sociedad, sino de mirarlo sólo en el somero plano de la utilidad, desencantándose de las mencionadas orientaciones por su simple ineficacia para disminuir o siquiera contener la delincuencia, con olvido de que el Derecho punitivo no es, ni ha sido nunca ni puede ser, medio ni remedio de nada, sino una amarga necesidad, la de expresar y concretar apenas la desvaloración jurídica, o, en otras palabras, la desaprobación y el reproche, de los actos que, dentro de una determinada perspectiva cultural y con arreglo al sistema de valores que la informan, una sociedad estima los más graves para su propia existencia y organización y para el régimen de convivencia y los fines comunitarios que se ha propuesto y que constituyen su razón de ser. Todo lo demás son desfiguraciones de lo punitivo, y cuantas elucubraciones y expectativas se levanten sobre ellas se alzan sobre tierra friable y están de antemano condenadas al fracaso...”.

Según lo hasta hoy conocido, el homicidio de una adolescente perpetrado por la pareja de su madre, persona ya condenada por un anterior doble homicidio (enero de 2005), a penas que suman 27 años, pero liberado a los 11 invocándose la aplicación del texto vigente, en 2016, del decreto ley 321. Libertad condicional resuelta por cinco magistrados.

Sobre la decisión de 2016
Incluso si se participase de la opinión de que, para tal caso, con condena sumada de 27 años por doble homicidio con sus peculiares datos (de acentuada reprochabilidad), procedía -o era aconsejable- denegar tal libertad, debe reconocerse que en ese momento (año 2016) se calificaba de derecho; y que, dada la ambigüedad del Informe de Gendarmería -de formato genérico- era dable actuar como tales magistrados entonces lo hicieron (como también era dable no hacerlo).
Y que tal decisión colectiva no es causa del reciente homicidio1.

¿Atender al acto o a la persona?
De las motivaciones comunicadas por la ministra de Corte que encabezó la mencionada comisión resolutora (mediante la hoy publicitada entrevista, de 2016), puede inferirse su criterio de ejercer magistratura y adoptar resoluciones enfocándose en el acto más que en la persona: "yo no juzgo a un violador, yo juzgo a alguien que en algún momento de su vida cometió una conducta que para el derecho penal se tipifica como violación"2. Y que -entendemos- recordaría ver el acto en su significación sustantiva (Derecho penal de acto), no en la indiciaria de la personalidad del agente (Derecho penal de autor)3.
El cotejo de tales motivaciones -legítimas- con los hechos recientes no cuestiona bases del Derecho penal de acto; son temas diversos, cuya confusión sólo revela desconocimiento, o mala fe, en procura de desviar -más aun- el Derecho penal y su aplicación, hacia la arbitrariedad.

Pte. de la Corte Suprema y desconocimiento conceptual.
Preventismo especial, garantismo y retribucionismo.
Se presentan aquí concepciones punitivas de enorme importancia práctica.
En curioso enfoque, el presidente de la Corte Suprema, sr. Silva, ha contrapuesto el proceder de los magistrados, en 2016, con el retribucionismo penal, presentando a éste como enemigo o adversario del garantismo y el respeto de derechos esenciales.
Declaraciones de otras personas también asoman confusión mayor.
Lo anterior, por una parte, revela profundo desconocimiento (digámosle así) de concepciones penal-penitenciarias de enorme importancia práctica; por la otra, olvida que la estructura económicosocial imperante, y su condicionamiento sobre las instituciones deben ser factores esenciales a considerar; factores que entendemos, con voluntad bien pueden mencionarse o incluirse dentro de las dudas y dificultades ocurridas en la inteligencia de la ley y los vacíos constatados en ellas (no sólo aquellos meros detalles formales, o conceptuales), problemas que el propio ordenamiento insta –a dicha magistratura- a representar, cada año, no sólo ante los órganos Ejecutivo y Legislativo, sino ante todo el país (artículos 5, del Código Civil, y 102, número 4, del Código Orgánico de Tribunales).

Sobre prevención especial:
[…] la orientación que ha prevalecido y continúa prevaleciendo en esta época es la de la prevención especial, con los nombres de reeducación, resocialización, readaptación, reincorporación o reinserción social del condenado u otros semejantes, concluyendo como obligado corolario en la noción de tratamiento, acaso la más de moda en el penitenciarismo contemporáneo. Con su sofisticada apariencia de altruismo y filantropía, constituye el peligro más temible y refinado de nuestros días en el ámbito de lo penal para la libertad y la dignidad del hombre.
Propósitos de tenor tan noble y seductor pueden, empero, sonar en muchos casos a declamatorios, cuando se repara en que están a veces consagrados en textos legales o constitucionales que nadie se ha cuidado de desenvolver en las instituciones y la realidad jurídica de un país; a infundados, cuando se recuerda que hay delincuentes perfectamente educados e integrados, que ninguna recuperación precisan, o se cae en la cuenta de que, para que alguien pueda ser reeducado, resocializado o readaptado, tiene obviamente que haber estado antes educado, socializado o adaptado, y la mayoría de los delincuentes jamás lo han sido sino en grupos o sectores marginales y descalificados; a impensados o impremeditados, cuando se advierte que en muchos autores no se asientan ni conciertan estas ideas en un fundamento y un contexto suficiente y coherente; a sarcasmo, cuando se tiene la curiosidad de observar o la impertinencia de inquirir la desproporción y aun la inopia de medios de toda índole con que se cuenta para ejecutar las penas y la franca contradicción con tales designios de los pocos de que se dispone, y a sarcasmo quizá más sangrante, de ocurrírsele a alguien preguntar, por aquello de que cada sociedad tiene los delincuentes que se merece, o sea, los que es capaz de producir, si acaso no será esa sociedad la que haya de ser resocializada y con qué títulos y aptitud puede pretender entonces resocializar a los individuos; y, en fin, a terrible asechanza, si, no demasiado oculta tras ellos, se percibe una soberbia e insoportable identificación o asimilación del Derecho y del Estado con la moral, que puede desencadenar una intolerante y tiránica invasión de la conciencia individual.” 4.
 
Sobre retribucionismo:
Dos aporías, más aparentes que reales, merecen aún ser desvanecidas. Una es que la retribución prescinde de los efectos provechosos que pueden lograrse mediante la pena para la sociedad o para el mismo condenado. Pero la retribución no envuelve incompatibilidad alguna con ellos, ni sus partidarios han sido tan miopes o tan soberbios que no los hayan reconocido o que los hayan rechazado; sólo que no se subordina la pena a tales beneficios, que no se subordina o entrega al hombre. La otra es que en la retribución se amadriga un sentido de dureza o inhumanidad. Pero, muy a la inversa, en la retribución, porque no consiste sino en una equivalencia valorativa, lo que se busca es concretar y expresar acabada y proporcionadamente la reprobación social que merece el delito, cometido muy distinto del de provocar dolor y que, en la progresiva espiritualización y humanización de la cultura en general y del Derecho en particular, puede alcanzarse sin hacer sufrir; y, porque considera al hombre, no como cosa, algo inferior a nosotros, sino como hombre, es decir, semejante y hermano, no es compatible con la crueldad y debe comprometerse en la tarea de eliminar de la pena cuantos vestigios conserve de sadismo.”5.

Conmensurar o proporcionar la pena, medirla, determinarla (y nada hay más determinado, más medido en las legislaciones, ni que éstas procuren proporcionar o conmensurar más a los respectivos delitos, que las penas), supone siempre partir, y es inteligible sólo partiendo, de reconocerle naturaleza retributiva, de una concepción retributiva de ella […]. De manera muy diversa deben en buenos principios entenderse y ocurrir las cosas en cualquier concepción preventivista, donde la pena no tiene por qué sujetarse a, ni reconocer, límites en la gravedad del delito pasado, sino que orientarse a, y detenerse en, la evitación de otros nuevos.” 6.

Lectura recomendada:

Más allá de la ejecución penal.
Otras causas, incomodas para los acusadores de hoy
Indagando causas, entre otras aparecerá la vulnerabilidad de la niñez, acentuada por la pobreza.
La joven sufrió abuso de índole sexual ya a los 8 años de edad (septiembre de 2012). El Estado, celoso y prolijo en otros campos (especialmente en la represión política), no interviene eficazmente para tutelarle.
La ejecución penal es uno de los pilares quebrados del sistema7. No obstante, incluso lográndose elaborada regulación y la más capacitada y honesta magistratura dedicada únicamente a atender tal momento punitivo, se mantendrían sin tocar factores sociales, económicos, culturales y de otra variada índole, que no sólo fermentan crímenes (otras áreas delictivas poseen otros factores, tal como la criminalidad de cuello blanco), sino, además, acentúan la vulnerabilidad de muchos/as respecto de aquéllos, empeorando su situación y posición para enfrentar tal realidad.

Vulnerabilidad para víctimas acentuada por régimen económico
El régimen económico condiciona a otras facetas de la vida estatal y social: el lucro a destajo en pocas manos, la pobreza de unos y su precariedad laboral como dato “necesario” para que otros logren mano de obra barata, y el desigual acceso a educación; asimismo, la hipocresía de cúpula en su acomodo económico-profesional, no sólo la política y la policial-militar (su fraude es mayor), sino, además, con rasgos particulares, también divisable en la judicial y la académica.
Nacer, crecer y procurar sobrevivir en medio del desconocimiento -como sistema social- de la dignidad del próximo, tratado como medio o instrumento.
Sobre este reciente caso, parece olvidarse la situación de vulnerabilidad sistémica. Con entidades de atención a la niñez y la juventud mal financiadas y de deficiente remuneración para compensar labores complejísimas y de enorme desgaste psicológico; y políticos profesionales que aparecen para patrocinar querellas pero no para atender los factores del drama, que involucran al sistema económicosocial que ellos mismos sustentan.
Estructura de pobreza, dificultad para sobrevivir, carencia afectiva viciada por la adversidad, entre otros factores que lastran la convivencia.

La deuda académica e institucional
¿Cuántos estudios en Chile abordan la violencia que traduce desprecio a otros, no sólo la considerada por el ordenamiento punitivo estatal como fin o como dato de ejecución de sus incriminaciones, sino la estructural e institucional que, aunque previsiblemente no tipificada en sus manifestaciones (el poder no se golpea o castiga a sí mismo), genera gravísimo daño?
Por el contrario, examínese cuántos estudios, pagados por el Estado (o empresarialmente, cuyo sesgo se disimula), son encauzados (dicho con ironía rivacobiana) a examinar “cuántos ángeles caben en la punta de un alfiler”.
Véase en qué temas se invierten fondos públicos de investigaciones académicas, y los sitios web de Universidades públicas, que semejan tiendas de venta de productos (“académicos”) y no la proyección de entidades cuya misión es abordar -también- dramas sociales.
¿Acaso en la esfera penal sólo puede acatarse el discurso ideológico conservador emitido por “Paz Ciudadana”, y su hipócrita (encubierto) mensaje etiquetador, siendo una entidad controlada y orientada por un grupo económico y de prensa de reprochable rol en un golpe de Estado criminal, y que sustentó la dictadura subsiguiente?
Tampoco existe debida atención por la coculpabilidad penal.
Es curioso. De muchos preventistas (especiales) se escucha preocupación por la persona y destino de procesados y condenados; sin embargo, no se aprecia interés similar ni tesón paralelo para denunciar y combatir causas estructurales que condicionan (no diremos que determinan) la misma actividad criminal, y en sectores más vulnerables.
Son factores que deben importar; de otro modo, quedaría claro que están al absoluto servicio del poder. Rivacoba advirtió la importancia de considerar tales factores, incluso en la tarea dogmática 8.
Reconocer la urgencia de un cambio radical en las prioridades, apelar a la honestidad intelectual, distanciarse del conceptualismo conservador, combatir acomodo, abrir ventanas en la burbuja impuesta por la clase, la formación o la ambición, y pasar a abordar tal realidad y la estructura que le alimenta, atendiéndole, examinando, criticando, denunciando y proponiendo.
Lo anterior, aunque resulte incomprensible para quienes anhelan sangre, y que, muy convenientemente para un sistema viciado, ocultan o encubren la multiplicidad de factores generadores o coadyuvantes de no pocas actividades lesivas y culpables, así recogidas y calificadas por el ordenamiento.


***

NOTAS:
1 Por otra parte y en otro tema, ya en el plano de la coculpabilidad, reconocer su importancia no impide participar de que debían cumplirse las penas originalmente impuestas, por el doble homicidio perpetrado el año 2005.

2 Y que, incluso en la hipótesis de no haber sido su propósito al resolver la libertad, armoniza plenamente con la idea retributiva: “...comoquiera que el Derecho regula el obrar humano y que, en congruencia, los valores jurídicos se acatan y realizan o se niegan en este obrar, lo único que se puede desaprobar, desvalorar, juzgar negativamente, lo único sobre que puede recaer la retribución y que, de consiguiente, puede ser objeto de pena, es un acto del hombre, o varios actos o una repetición de ellos, no el ser del hombre ni su manera de ser. O en otros términos: que sólo cabe retribuir lo que se hace o cómo se hace, no lo que se sea ni cómo se sea, el obrar y no el ser.”. RIVACOBA, Función y aplicación de la pena (1993), cit., p. 43. La misma idea en La retribución penal (1995), p. 27, paginación según formato digital de ambos textos. 
 
3 RIVACOBA, Función y aplicación de la pena (1993) Depalma, Buenos Aires, p. 48.

7 Sobre ejecución penal hay trabajos interesantes; entre varios, de M.I. Horvitz y de C. Künsemüller, ubicables en la red.
 
8 Especialmente, en Elementos de criminología (1982), Edeval, Valparaíso, pp. 35 y ss., Capítulo II de su Introducción, denominado Dogmática penal y política criminal.

ABANDONO DE ÁMBAR CORNEJO: NEGLIGENCIAS DEL PROGRAMA DE INTERVENCIÓN DE SENAME Y TODOS LOS QUE FALLARON AL PROTEGERLA.


El enfoque del siguiente artículo añade otros datos, incidentes en estos hechos. Hace bien salir de la cápsula academicista y conocer otras visiones; útiles si se desea enfrentar debidamente dramas colectivos que, ahora como pocas veces, ha evidenciado vicios estructurales, e involucrado al mismo Poder Judicial.

EL ABANDONO DE ÁMBAR:

LAS NEGLIGENCIAS DEL PROGRAMA DE INTERVENCIÓN DE SENAME Y TODOS LOS QUE FALLARON AL PROTEGERLA



Por Josefa Barraza y Carolina Rojas (7/agosto/2020)

Nuevos antecedentes revelan que de niña transitó por programas de protección de la Quinta Región, desde que el Tribunal de Familia detectó una situación vulneratoria vivida por su hermano menor. Ámbar asistía a un Programa de Intervención Especializado (PIE) del Organismo Colaborador del Sename Gabriela Mistral de Serpaj, donde “desconocían los antecedentes de riesgo”. Nunca regularizaron su situación de cuidado e incluso vivió bajo el mismo techo que su femicida. Todas las veces que huyó fue porque sabía que estaba en peligro, y quienes debieron protegerla, fallaron. En el verano incluso denunció que fue víctima de abuso sexual por el padre de su última cuidadora.



Ámbar Cornejo (16) por algunas semanas tuvo destellos de felicidad, breves momentos del sueño del hogar tranquilo que siempre quiso. Un pan con mayonesa casera a hurtadillas en la cocina, escuchar una canción de Rihanna, recibir Whatsapp de su amiga eran las cosas que la hacían feliz. A ratos era dulce, otras irritable como cualquier adolescente a su edad.
Su vida fue difícil desde que tuvo uso de razón.
Estaba viviendo con Maritza García desde diciembre del 2019, ella era una especie de hermanastra, ya que Denisse -mamá de Ámbar- había sido pareja de su padre. La joven había huido varias veces de la casa, principalmente por el miedo que le tenía a Hugo Bustamante, el conviviente de su madre. Un tipo raro, del que ella fue descubriendo más cosas.
Entre Maritza y Ámbar hubo un punto de desencuentro: en el verano, en el Programa de Intervención donde asistía (Gabriela Mistral del Servicio de Paz y Justicia, Serpaj) comentó que había sido víctima de abuso sexual por el padre de su cuidadora.
La relación con su madre era más que distante. El 29 de julio, la mañana de su desaparición, tenía que ir a buscar los 130 mil pesos que cada mes le dejaba su papá, Ulises. El encuentro no debía demorar más de un par de minutos. Maritza la esperó, y después de una hora presintió que algo estaba pasando. La llamó, pero no respondió los mensajes de WhatsApp ni las llamadas, lo que era al menos inusual en ella. A las 11 de la mañana el celular de la joven ya estaba apagado.
***
La historia de Ámbar en el Sename comenzó cuando era apenas una niña. Estuvo en Altilhue, otro programa especializado en maltrato. El Tribunal de Familia de Villa Alemana detectó negligencias en su cuidado y una situación vulneratoria vivida por su hermano. Ambos fueron institucionalizados en un hogar de Limache.
Los años de abandono y abusos del que fue víctima quedaron registrados en algunos documentos y un informe del Programa de Intervención al que asistía la adolescente, al que tuvo acceso este medio. Por ejemplo, el 23 de enero de este año se informó al Tribunal de Familia de Villa Alemana sobre vulneraciones desde el supuesto comportamiento negligente de Denisse y se menciona que Ámbar habría sido víctima de explotación sexual infantil en algunos sectores de Valparaíso.
También se expone el abuso sexual del que habría sido víctima por el padre de Maritza y se incluye el relato de su mamá donde desestima esta situación. La madre asegura que Ámbar “inventa cosas para conseguir lo que quiere” y también confiesa una situación de violencia económica y abuso. De alguna manera, ambas eran víctimas. En ningún momento se menciona el abandono paterno.
En el informe se pide que se le asigne un curador ad litem y se haga un proceso de desintoxicación en el Hospital Salvador. Pero pese a los diagnósticos, «intervenciones» y «encuadres familiares», no hubo ningún cambio en su situación.
Si bien estos informes hablan de la negligencia de Denisse, en ningún momento ponen énfasis en su precaria situación, tenía dos trabajos: el primero en una feria libre del sector; el segundo, como asesora del hogar. Vivía completamente sobrepasada.
En septiembre del 2019 el colegio Liceo Técnico Profesional Obispo Rafael Lira Infante informó al Tribunal de Familia de Villa Alemana sobre su ausentismo escolar, dificultades de autorregulación emocional y descontrol de impulso. Acusaron a Denisse de no preocuparse de su hija.
En marzo de este año se matriculó en el Liceo Comercial de Quilpué, pero sólo alcanzó a tener clases de manera presencial por dos semanas tras la llegada de la pandemia al país. Desde el mismo programa informaron que en esos primeros días se desconocía su paradero y comenzó una orden de búsqueda hasta cuando se enteraron que vivía con Maritza.
De ahí en adelante, por cuatro meses, Ámbar quedó completamente abandonada.
Lo que pocos sabían, es que desde hacía unos meses huía de su casa, consciente del riesgo que vivía junto a la pareja de su madre. Lo hacía por sobrevivencia. Denisse había comenzado una relación con Hugo Bustamante y Ámbar se enteró de su prontuario policial: En el 2005 la parvularia Verónica Vásquez (49) y su hijo Eugenio Honorato (9) “Quenito” fueron encontrados sin vida en un tambor de 200 litros en el patio de la casa que arrendaba. Los cuerpos estaban cubiertos de cal. La crudeza de los hechos impactó a la comuna.
A pesar de estos antecedentes, en abril del 2016, Hugo Bustamante quedó en libertad cuando apenas llevaba 11 años de condena de los 27 que debía cumplir. Obtuvo la libertad condicional que la Corte de Apelaciones de Valparaíso brindó a 788 reos. La magistrada Silvana Donoso lideró la comisión encargada de otorgar los beneficios. “El tambor” salió de la cárcel la noche del 29 de abril del 2016 y, según los vecinos de la zona, habría trabajado de guardia en la Municipalidad Villa Alemana. En un post de Facebook hizo gala del arma de fuego que portaba.
Ámbar estaba en riesgo y quienes la rodeaban, más los profesionales que estaban para su cuidado, no lo vieron.
Aterrorizada, ella enfrentó a su mamá para advertirle sobre Bustamante, sin embargo, ella le aclaró que estaba en conocimiento de esa información pero no le había querido contar para evitar una confrontación entre ambas, y que Hugo merecía una “segunda oportunidad”.
Ámbar le dijo que ese hombre se tenía que ir del departamento, la mamá no la respaldó y al final Denisse decidió irse a la casa de él, también en la calle Covadonga. En diciembre del 2019, al darse cuenta sobre la situación de abandono en la que quedó Ámbar, Maritza la llevó a vivir a su casa.
***
El 29 de julio en la tarde, a través de redes sociales de Villa Alemana y Quilpué, comenzó a circular la fotografía de Ámbar con un mensaje donde se pedía cualquier tipo de información sobre su paradero. Al anochecer la desaparición ya era un hecho. Maritza García interpuso una denuncia por presunta desgracia a la una de la madrugada del jueves 30 de julio.
Sólo recién ese día, la psicóloga del programa de Sename retomó el contacto con Denisse ya que se habrían enterado de la desaparición “a través de la redes sociales”. “No se logra concretar contacto telefónico (con Ámbar) dado que celular se encontraría apagado”, informa la profesional. Confirman que ignoraban la situación de Bustamante.
Se busca generar entrevista con adulta responsable (Denisse) a fin de poder abordar situación actual considerando que profesionales de equipo interventor desconocían estos antecedentes de riesgo”, destaca el informe
Solo allí se enteran también de los gritos que habría escuchado uno de los vecinos al interior de la casa. Tardíamente también piden que se decrete su orden de búsqueda, tarde piden una audiencia inmediata de revisión de la medida de protección para determinar quién será responsable de su cuidado, tarde informan la prohibición de acercamiento de su posible abusador (Manuel García, padre de Maritza).
Tarde también se pide la prohibición de acercamiento de Hugo Bustamante.
Recién el cuatro de agosto, la jueza de familia Paola Rojas, notifica al programa de intervención y al curador al litem de Ámbar sobre la orden de búsqueda y que serán sus abuelos los que quedarían a cargo de  su cuidado.
Una vez habida la joven deberá trasladarse al dispositivo de salud más cercano para la constatación de lesiones, posterior a ello debe ser conducida al Tribunal a efecto de realizar audiencia inmediata, en caso de sea ubicada en horario inhábil deberá ser entregada a sus abuelos por línea materna (…) quienes deberán concurrir al Tribunal al día siguiente hábil de entregada la joven para la realizar audiencia inmediata a efectos de determinar su cuidado personal”, dice el documento.
Ámbar ya llevaba cinco días muerta.
Eran las tres de la tarde del jueves cuando se confirmó el hallazgo del cuerpo sin vida de la joven, enterrado en el patio trasero de la casa de donde vivía Bustamante. Las diligencias habían comenzado durante la mañana, cuando voluntarios de bomberos llegaron hasta la vivienda para remover escombros en un terreno aledaño, más tarde llegó Carabineros al lugar.
-Se confirma el homicidio calificado. La madre informó lo que le contó el imputado, don Hugo. Ella declaró, previa lectura de sus derechos, y señaló que fue el imputado quien mató a Ámbar-, explicó María José Bowen, fiscal de Villa Alemana.
Pocos sabían que Ámbar soñaba con terminar sus estudios y ser parte de la Policía de Investigaciones.
En octubre del 2005, Hugo Bustamante fue condenado a 27 años de cárcel por el doble homicidio de Verónica Vásquez (49) y Eugenio Honorato (9). Sin embargo, en abril del 2016, la Corte de Apelaciones de Valparaíso revisó su carpeta y determinó brindarle el beneficio de libertad condicional a pesar del informe de Gendarmería.
Interno que requiere intervención y un mayor período de observación intrapenitenciario, ya que las variables psicosociales determinan un pronóstico incierto (…) Por lo que no se recomienda otorgar libertad condicional”, explicó Gendarmería a través de su documento. Finalmente, salió de prisión la noche del 29 de abril del 2016, cuando apenas llevaba 11 años de encierro.
Silvana Donoso fue la magistrada a cargo de la comisión para otorgar este beneficio, en donde participaron Paula Ramos, del Tribunal Oral en lo Penal de Valparaíso; Loreto León, del Juzgado de Garantía de Viña del Mar; Alonso Arancibia, del Tribunal Oral en lo Penal de Viña del Mar y Eduardo Saldivia, del Juzgado de Garantía de Valparaíso.
Silvana Donoso Ocampo estudió en la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Valparaíso y se tituló en 1989, fue premiada como la mejor de su promoción. El 28 de septiembre del 2015, la abogada juró como ministra de la Corte de Apelaciones de Valparaíso. Además, se desempeñó como presidenta de la Mesa de Género de la Jurisdicción de Valparaíso.
-Las mujeres pertenecen a un grupo vulnerable que la justicia debe reconocer como tal (…) En el caso del femicidio no se han previsto sanciones más gravosas siendo estas iguales que las atribuidas al parricidio-, afirmó Donoso, en una entrevista para El Mercurio de Valparaíso en noviembre del 2019.
Para las agrupaciones feministas de la Quinta Región, la decisión de la comisión de la Corte fue un completo error.
-Somos víctimas del sistema que en vez de protegernos nos desprotege, con estas personas que no tienen por qué salir de la cárcel. Yo no sé en qué estaba pensando la comisión cuando lo dejo libre-, explica Giselle Ahumada del Colectivo Feminista y de Disidencias de Quillota.
El interior de la región Valparaíso -Villa Alemana, Quilpué, Quillota, Limache-, es considerado «Zona roja», debido a la gran concentración de femicidios en el sector, como los de Susana Sanhueza y Nicole Saavedra, entre otros.
-Es una zona roja, por esos femicidios en los que han sido brutalmente ensañados con sus cuerpos, con mucha violencia (…) Vemos mucho machismo, sobre todo en sectores aislados, los que son conservadores, fascistas. El poco acceso a instituciones de protección es una de las preocupaciones-, relata Giselle Ahumada.
-A Ámbar le falló la justicia, su núcleo familiar y el sistema-, reflexiona Giselle del Colectivo Feminista y Disidencias de Quillota.

TRABAJO INVISIBLE DETRÁS DEL CONFINAMIENTO: CAPITALISMO, GÉNERO, RACIALIZACIÓN Y COVID-19.


Por Françoise Vergès

El confinamiento es posible gracias a todas las personas invisibilizadas, la mayoría de las veces mal pagadas y explotadas.
En Francia, el pasado 24 de marzo entrábamos en la segunda semana del “confinamiento” decretado por el gobierno de Macron para hacer frente a la pandemia del covid-19 y ya se estaba resquebrajando por todos lados. No voy a evocar aquí las medias verdades, las semi confesiones, mentiras por omisión y evidencias de incompetencia, de indiferencia, de desprecio por parte del gobierno que ya han sido sobradamente denunciadas y analizadas por los medios de comunicación y las redes sociales. El trabajo de estudio y análisis no ha concluido; debe seguir adelante y es mucho más importante —puesto que alimenta las luchas futuras— que el conjunto de declaraciones en forma de oráculo (“nada será ya como antes”, “habrá que…”) o que la serie de comentarios y reflexiones referidos al confinamiento como un periodo de regreso a sí mismo o de redescubrimiento de alegrías sencillas.
Tampoco voy tratar aquí sobre la controversia entorno a la cloroquina; no es de mi competencia. Sin embargo, voy a comentar un tema que ya mencioné en un post de Facebook el 18 de marzo y que sigue siendo relevante para mí. En aquel entonces escribí:
De modo que a partir de ahora hay personas confinadas y no confinadas, estas últimos aseguran la subsistencia cotidiana de los primeros —son los que llevan los productos a las tiendas, los ordenan en los estantes, limpian, atienden las cajas registradoras, barrenderos, carteros, repartidores (esta mañana ya he visto tres), conductores de transporte, mujeres de la limpieza de hoteles y camareros de hoteles (que permanecen abiertos y mantienen el servicio de habitaciones) y otros muchos más. Clase, género, edad, racialización, salud atañen a ambos grupos, pero las personas no confinadas son los más expuestas.
En lo que a los detalles del confinamiento se refiere, los hay que viven en 12m² y los hay que viven en 150m², quienes pueden pedir algo a domicilio o no, quienes disponen de dinero para abonarse a una serie de portales de streaming o no, quienes disponen de fondos para asegurar las compras para el hogar o no, quienes pueden ayudar a los niños con las tareas o no, quienes disponen de ordenador e impresora o no, quienes están totalmente aislados o no, quienes tienen papeles o no, quienes tienen una situación financiera confortable o no, mujeres y niños que viven con compañeros violentos, mujeres solas con niños, en fin, miles y miles de situaciones asfixiadas bajo el discurso de unidad nacional de un país en el que las desigualdades, la violencia de estado, el racismo y el sexismo vienen organizando la vida social desde hace años.
Las muestras de solidaridad, numerosas, que se están coordinando y son formidables no deben remplazar las responsabilidades del Estado (y me refiero a la vida cotidiana, no hablo solo del personal médico, evidentemente muy expuesto, sino también de todas las personas que aseguran el funcionamiento de un hospital, es decir de aquellas que limpian, custodian, trabajan en la administración). El confinamiento es posible gracias a todas las personas invisibilizadas, la mayoría de las veces mal pagadas y explotadas”.
Lo que estoy subrayando aquí es la continuidad de una estructura: lo que posibilita la vida en tiempos “normales” y en tiempos de pandemia, no es únicamente la explotación, sino la invisibilización del trabajo efectuado por millones de mujeres, y también de hombres. Nuestra solidaridad con el personal sanitario no debe permitir que descuidemos la necesaria solidaridad con las personas prisioneras del capitalismo en tiempos de pandemia.
La metáfora del barco de negreros como máquina de capitalismo racial, como una de las matrices de la modernidad o como matriz de la raza tal y como lo ha evidenciado Elsa Dorlin (Defenderse. Una filosofía de la violencia, Hekht libros, 2018), puede tal vez aplicarse aquí. En la bodega, colocaban a los invisibles, cautivos, en total promiscuidad. Uno podía yacer junto a un cadáver, la enfermedad se extendía a un ritmo increíble. Arrojaban los cuerpos por la borda, pero el barco avanzaba y armadores, banqueros, aseguradores, capitanes, propietarios de plantaciones e industriales hacían fortuna.
Los esclavos fueron una fuente de energía indispensable para la emergencia del capitalismo. Su invisibilidad era necesaria, permitía hacer natural algo que no lo era en absoluto: las condiciones de producción, de abastecimiento y de consumo, pero también el cuidado y la limpieza, en el que se entrelazan clase, racialización, género y sexualidad. De tal modo que la invisibilidad contribuye a configurar el consentimiento al capitalismo y por lo tanto la hegemonía en el sentido gramsciano:
El ejercicio ‘normal’ de la hegemonía […] lo caracteriza la combinación de la fuerza y el consentimiento que se equilibran de forma durable, sin que la fuerza prevalezca sobre el consentimiento, procurando incluso obtener que la fuerza aparezca apoyada por el consentimiento de la mayoría”.
Asimismo, en Francia, el confinamiento se sustenta en el discurso de unidad nacional, de responsabilidad colectiva y de solidaridad, que asegura la producción de un cierto consentimiento, pero también de miedo, represión, castigo e incluso detención provisional por desobedecer las medidas de confinamiento. El discurso gubernamental y la práctica policial definen así una frontera entre, por un lado, los buenos ciudadanos, que obedecerán y comprenderán las necesidades asociadas a la unión nacional y a la responsabilidad colectiva y por otro, los habitantes de los barrios populares indisciplinados, concebidos inevitablemente como pueblo desobediente; entre el que hace footing en un barrio socialmente favorecido y la que sale a hacer la compra, olvidando su autorización, en un barrio popular.
El criterio, la medida sobre la que se basa la norma de confinamiento, es la de una persona sana, sin ninguna minusvalía, acomodada, que vive en un barrio en el que los comercios y las farmacias están próximos, o sea, un hombre blanco de la burguesía, cuyos deslices con respecto a la distancia de confinamiento la policía contemplará con cierta amabilidad. Y a partir de ahí, se identificarán y se rechazarán otros perfiles conforme a una jerarquía de la peligrosidad, no ya sanitaria, sino social.
En el lado opuesto de la figura del burgués confinado, en capacidad de trabajar a distancia o de disfrutar de sus hijos en un entorno espacioso y agradable, están las personas que trabajan en oficinas de correos o en almacenes, las cuidadoras infantiles, los repartidores, los barrenderos, las señoras de la limpieza, las asistentas a domicilio, etc., todas ellas denuncian la carencia absoluta de guantes, de máscaras, la posibilidad de poder mantener la distancia requerida, la negativa a esgrimir el derecho de retracto [el derecho laboral francés contempla el “derecho de retracto” del asalariado cuando un trabajo presente un peligro grave e inminente hacia su vida y su salud], las amenazas con respecto al puesto de trabajo, las dificultades para encontrar a alguien que cuide de sus hijos y poder garantizar las compras para el hogar; el estrés, la angustia y la inquietud que les corroe son nocivas para su salud.
Deben obedecer a los requerimientos contradictorios del gobierno, el que dice “al mismo tiempo”, “vayan a trabajar, pero no salgan porque ponen en peligro a los demás”, sin proporcionarles unas medidas mínimas de protección. Cómo no comprender los gestos de rechazo hacia una extensa campaña de obediencia en nombre de la solidaridad, mientras se criminaliza a quienes tratan de ayudar a emigrantes, refugiadas, trabajadoras del sexo, personas sin hogar, o víctimas de la violencia policial, colectivos que los servicios públicos vienen atacando y desmantelando desde hace décadas.
La definición de racismo adelantada por Ruth Wilson Gilmore, la producción y la explotación de una vulnerabilidad diferenciada con respecto a una muerte prematura (sancionada por el Estado o por las leyes) es aquí reveladora; la muerte prematura es la vida disminuida o acortada por las intersecciones entre clase, racialización y género. Con motivo de la movilización contra la reforma de las pensiones, varios estudios han mostrado una vulnerabilidad diferenciada entre trabajadores de sectores diversos y de niveles jerárquicos desiguales (la esperanza de vida de los basureros o trabajadores del alcantarillado es netamente inferior por ejemplo a la de los cuadros superiores); señalaremos además que la mayoría de las veces el campo de estudio se centra en el ente masculino blanco y que no encontramos ningún análisis sobre vulnerabilidades diferenciadas ante una muerte prematura que reúnan clase, racionalización y género.
Esta vulnerabilidad diferenciada —en términos de clase, formas de racialización, género— ante una muerte prematura es una constante del capitalismo racial y en caso de pandemia, acentúa la letalidad del virus. El feminismo europeo, que se focaliza en el trabajo doméstico, ha omitido el hecho de que el factor de clase y racionalización traspasen el campo de reproducción social y con ello, ha contribuido a la invisibilidad del trabajo operado por mujeres de clases populares, a menudo racializadas; este fue el precio del confort de las feministas burguesas.
Pero, me dirán, el “descubrimiento” por parte de periodistas, de responsables políticos y universitarios de dicha invisibilidad y de la explotación que la misma entraña, ¿no indicará una toma de conciencia? Su “heroísmo” es célebre y es de destacar la faceta indispensable de su labor. El vocabulario del heroísmo los convierte en realidad en soldados que se sacrifican por la nación, mientras que su suerte se remite a la organización estructural de la sociedad capitalista patriarcal. Oponerse a su explotación significa en pocas palabras exigir una profunda transformación, que no depende ya de la organización de los cuidados o de la protección de las ganancias y del “orden mundial”. Para empezar esto significaría apoyar las luchas de las mujeres precarizadas, que, por ejemplo, centenares de miles de personas exigiésemos a Accor, una de las mayores empresas hosteleras del mundo, el respeto a la dignidad y al trabajo de las mujeres de limpieza subcontratadas.
El confinamiento traza también una frontera entre las poblaciones que pueden infringir las consignas con toda impunidad y los grupos a quienes se castiga por hacerlo, o por haber omitido los “certificados de desplazamiento excepcional”. Mientras que un millón de burgueses parisinos se trasladaron a sus residencias secundarias, arriesgando contaminar en su desplazamiento estructuras hospitalarias menos equipadas que las de París, “vídeos procedentes de Asnières, de Grigny, d’Ivry-sur-Seine, de Villeneuve-Saint-Georges, de Torcy, de Saint-Denis y otros lugares de Francia, colgados en Twitter, mostraban a habitantes presuntamente golpeados y gaseados, y en un caso concreto, se veía a un policía motorizado golpeando a un ciudadano. Los vídeos parecen también evidenciar que estos ciudadanos no oponían ni resistencia, ni violencia ante las fuerzas del orden. En algunos casos, las palabras proferidas por las fuerzas policiales tenían un carácter xenófobo u homófobo” (Sindicato de los abogados de Francia, 27 de marzo de 2020).
La protección no es la misma para todas las personas: ni en una sociedad determinada ni a escala planetaria. Las diferencias entre quienes pueden permanecer confinadas, ya que esta circunstancia no amenaza de lleno sus condiciones de vida, y las que no pueden permitírselo o están obligadas a exponerse al virus, son mucho más numerosas en el Sur, y entre el Norte y el Sur. Los departamentos y regiones denominados “de ultramar” son el “sur” de Francia y ni el gobierno ni los medios de comunicación aluden a su paradero. En el Sur global, los programas de austeridad impuestos por el Banco Mundial y el FMI durante los años setenta han arrasado los servicios sanitarios y las políticas de los gobiernos locales han acentuado las consecuencias de dichos programas.
Estas estructuras de poder asimétricas mantienen la ilusión de zonas de confort en el Norte, construidas a base de explotación, extracción y desposesión. Algo que la pandemia, en cierto modo, saca a relucir son estas asimetrías —violentas, mortíferas, destructoras—, pero la visibilidad no es más que un eslabón en la lucha por cambiar las estructuras. El confinamiento refleja las condiciones que la posibilitan: el trabajo invisible y explotado, racializado y de género (las diferencias de género se producen evidentemente en el interior de un género: todas las mujeres no son iguales y todos los hombres no son iguales).
Pone también al descubierto los objetivos de los poderes: salvar el capitalismo, aumentar la vigilancia, castigar a las clases populares y racializadas. Todos estos elementos —violencia de Estado, privatización de la salud, poder de las grandes farmacéuticas, incremento de las técnicas de vigilancia y de control, confinamiento que para definir sus condiciones se amolda a la figura del hombre burgués que goza de buena salud, medidas para preservar la “nación”, la economía capitalista, heteropatriarcal, asimetrías Norte/Sur— se deben recopilar para un análisis de los retos presentes y futuros. Las declaraciones acerca de una crisis “determinante” del capitalismo hacen caso omiso al hecho de que el capitalismo no es más que una sucesión de crisis, y que, al borde del abismo, poco importan las vidas humanas, medioambientales, sociales y económicas, sus defensores encuentran nuevas tecnologías para vigilar y castigar.
Solo la lucha pondrá fin a las políticas que los Estados despliegan como respuesta a la pandemia, porque más allá de la urgencia médica (contener el virus), las medidas de confinamiento tales como la de mantener la producción, arriesgando tanto ayer como hoy la salud de quienes la sostienen, nos alertan sobre lo que sigue siendo primordial para el poder: “Cambiar todo para que nada cambie”.
Por el contrario, alterar el orden natural de las cosas implica mantener unidos una serie de factores que tenemos tendencia a separar y supone también prestar una atención constante a la concomitancia entre la proliferación de enfermedades contagiosas, la explotación de la tierra, el agronegocio, la privatización de la investigación, los monocultivos de animales para el consumo, la hiperproducción, el extractivismo, el hiperconsumo, el patriarcado, el proceso de racialización, el género, el capitalismo y el imperialismo.
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https://ecuadortoday.media/2020/04/28/el-trabajo-invisible-detras-del-confinamiento-capitalismo-genero-racializacion-y-covid-19/