Es curioso, pero está ausente de las aulas,
estudios penales y libros de casos -como si fuese algo ajeno o carente de nivel
académico-, los asesinatos y
homicidios colectivos de motivación política y económicosocial, las matanzas de
chilenos alentadas por el poder económico, ordenadas o permitidas por el poder
político, y ejecutadas por aparatos armados estatales y civiles proclives.
Desde ese cómodo y evasivo enfoque, nunca habrían existido las acciones
perpetradas en la Escuela Santa María, en Iquique, o en las oficinas salitreras
La Coruña y San Gregorio. En otras, más recientes, como los homicidios
colectivos de El Salvador y Puerto Montt; e, incluso, la secuela de miles de
muertos y desaparecidos, obra de líderes y agentes de la reciente dictadura
empresarial-militar.
Pareciese que no fuesen delitos, y que no es digna de estudio su
perpetración, su encubrimiento, la participación criminal, las normas que
quebrantaron, en fin.
Como si no tuviesen ninguna relación o nexo con el Derecho penal, con la
Criminología; con ninguna otra rama jurídica; tal vez se vea en algún
introductorio curso de Historia social, como dato histórico, pero nada más.
Se
cumplen 79 años de la matanza perpetrada en Lonquimay y zonas aledañas. Reinaldo LOMBOY escribió, en 1942, una
lírica narración de los hechos, que denominó RÁNQUIL.