Al Presidente de la Corte Suprema de Chile.

Un Derecho que no asegure un nivel apreciable y suficiente de convivencia
no puede ser calificado de Derecho (Manuel de Rivacoba).

Sr.
Haroldo Brito Cruz.
Presidente de la
Corte Suprema de Chile.

Más que señales de unidad (así se difunde) con quienes han acentuado la crisis social producto de una política económica ilícita en cuanto favorece al sector ya más favorecido a costa de los más pobres, Chile requiere decisión para frenar sus abusos y encubrimiento, y para desvirtuar la inducción a la guerra interna, de la que coparticipan -ilícitamente- grandes medios de prensa empresariales (y el latente veneno fascista), torciendo u ocultando la verdad.
 
Señales más acordes con la gravedad de la estrategia y violencia estatal desatada y la delictuosa inacción de entidades públicas frente a los verdaderos autores.

Ya es reprochable el aval judicial a pactos de impunidad (aun reconociendo que sus promotores radican en el Ministerio Público operando argucias procedimentales insertas en el nuevo Cpp.) respecto de graves y reiterados delitos perpetrados por agentes del gran empresariado. En cierto modo, también esta conducta judicial -que no debe imputar total responsabilidad procesal a la dirigencia del Ministerio Público (de la que poco o nada se espera)- ha alimentado indignación social y lo que hoy muchos chilenos manifestamos.
Acentuando justicia de clase. 
 
Lo advirtió el ministro Juica, y -reconocemos- lo estaría enfrentando el ministro Muñoz.

Como Presidente de la Corte Suprema, usted puede marcar un cambio radical respecto del comportamiento de quienes ocuparon tal cargo durante la dictadura.