RIVACOBA en párrafos. RASGOS ECONÓMICO-POLÍTICOS DE IBEROAMÉRICA PASADO MEDIADOS DEL SIGLO XX.


RASGOS ECONÓMICO-POLÍTICOS DE IBEROAMÉRICA PASADO MEDIADOS DEL SIGLO XX.


DEMOCRACIAS FORMALES REFRACTARIAS AL CAMBIO DIGNIFICANTE.
DEPENDENCIA DEL IMPERIO.

“El comienzo de los años 60 de nuestro siglo [siglo XX] se caracteriza en Iberoamérica, dentro del panorama incierto y variable que suele pre­sentar esta parte del mundo, por dos rasgos principales, a saber: la profusión de democracias formales, más o menos similares entre sí, muchas de ellas poco asentadas y todas más interesadas en mantener realidades económicas y sociales preñadas de irritantes desigualdades y de antagonismos explosivos, o a lo sumo en atenuarlas de forma que asegurase la subsistencia, en lo esencial, del mismo estado de cosas, mediante el estímulo y la aparición de una incipiente actividad industrial, que en producir cambios que reconocieran la dignidad humana y eleva­ran el nivel de vida de las grandes mayorías nacionales, y, en relación con lo anterior, la difusión de la idea de integración entre los diversos países del área, como medio de ampliar el campo de sus respectivas proyecciones económicas, o, expresado en términos más concretos, de ensanchar sus respectivos mercados, y promover así el desarrollo de cada uno en tal orden; todo esto, con las limitaciones que les impone su situación de dependencia de la correspondiente potencia imperial”.

(De “Pensamiento penal y criminológico del Código penal tipo para Iberoamérica”, 1987)


REGÍMENES AL SERVICIO DEL STATU QUO.

“[…] sin tardar habrían de ser desplazados los regímenes políticos en aquel momento imperantes por otros más en consonancia con los intereses de las potencias desarrolladas y más enérgicos, o sea, más aptos, por ende, para devolver a estos países a sus tradicionales sistemas de producción económica, sin que pudieran interferir ni aun mínimamente en las conveniencias de las naciones industrializadas, y a la vez para preservar en lo interno el statu quo de la sociedad, impi­diendo que fermentaran en su seno los movimientos y protestas que tenía que provocar la decapitación del inicio de un mejoramiento colec­tivo, susceptibles de convertirse en conflictos y quebrar o poner en peligro la estructura social”.

(De “Pensamiento penal y criminológico del Código penal tipo para Iberoamérica”, 1987)