ILUSTRACIÓN
Y REVOLUCIÓN.
“Se ha objetado nuestra distinción entre
Ilustración y Revolución, entre ilustrados y revolucionarios, entre el
pensamiento ilustrado y la mentalidad revolucionaria, sosteniendo que el
primero es ya revolucionario y que las ideas de los enciclopedistas son
acogidas y hechas suyas por la Revolución. Lo cual, hasta cierto
punto, es verdad. Existe una secuencia ideal, en las ideas y aun en las
aspiraciones. Sin embargo, la diferencia es efectiva, y radica en los supuestos
políticos y sociales, entre una concepción de continuidad o bien de ruptura de
la estructura social y la organización política; en la actitud y el
protagonismo del cambio, concibiéndolo con un criterio paternalista o, en su
lugar, como una conquista automanumisora, y en su radicalismo y las
consecuencias en que los cambios deben desembocar. Es una diferencia, nada
menos, entre que el hombre prosiga siendo un súbdito o se erija en ciudadano”.
(De “La reforma penal de la Ilustración”,
1987).