Chile 2019-2021. Sangre y sufrimiento de unos; provecho y transformismo de otros. Desajuste esencial en proceso constituyente.

 

* Las seductoras consignas o fórmulas de atracción electorera del “nuevo trato”, “nuevo consenso”, “nuevo pacto social”, “nueva conciliación”, olvidan u ocultan que en Chile no ha existido auténtico trato, consenso o pacto colectivo, sino engaño cupular para sostener un régimen de explotación humana, de lucro de unos pocos a costa de otros.

Revisando sus propuestas, se concluye que se procurará conservar, bajo otras apariencias o formas jurídicas (es la tarea de sus operadores y especialistas), la misma relación de poder imperante, al no tocar medularmente el sistema económico y laboral.


* ¿Puede esperarse auténtica voluntad de cambio de aquellos que en los hechos y en su comportamiento vinculado al poder, durante décadas han asentado el mismo régimen?

¿Que, hace pocos meses, han urdido y/o justificado el poder de veto suministrado por la cúpula partidaria (gracias a cuyo cobijo y financiamiento ahora postulan) a sólo un tercio de los próximos miembros convencionales constituyentes; es decir, que se aprobará -como proyecto constitucional- sólo lo que desee esa minoría, de accesible control por el gran capital?


* Al tongo resultante del pacto de cúpulas partidarias (de noviembre de 2019, luego articulado legislativamente), que regala el poder de control constituyente -poder de veto- a sólo un tercio de la futura Convención Constituyente, porcentaje de votos obtenible por el gran capital, debe añadirse otro grave desajuste: las ínfimas posibilidades de comunicación del mensaje y la casi nula cobertura publicitario-electoral de candidaturas verdaderamente independientes, encarnadas por dirigentes sociales y comunitarios; carentes de financiamiento y cobertura mediática, sus posibilidades son mínimas.

Esto último, frente al ilimitado financiamiento y arrolladora publicidad controlada por los mismos partidos que han urdido normativamente el funcionamiento de un régimen de explotación y lucro a costa ajena, sea que sus candidatos aparezcan en la papeletea de voto como “militantes” de esos partidos o como “independientes”, careta falaz toda vez que tales candidatos/as actúan al alero y vinculados a esos partidos, los cuales jamás habrían aceptado cobijar electoralmente y financiar a quienes no traduzcan posteriormente -en su actividad constituyente- sus concepciones político-económicas y los compromisos empresariales.


* Se constata doble cara al revisar cómo en su labor parlamentaria han votado tales partidos y padrinos políticos, por ejemplo en la regulación del vínculo laboral-dependiente, respecto de proyectos legiferantes que fortalecen el desajuste estructural de dicho nexo favoreciendo a la parte más poderosa, y acentuando la reducción de la persona -en su rol de trabajador- a utensilio para el lucro ajeno.

Pretendidos independientes vinculados a la Concertación y con rol en asentar el régimen de explotación en Chile, haya sido normativa o mediáticamente, haya sido aplicando la imprescindible cosmética académico-cultural en la formación universitaria y en la vida nacional, que ha servido para legitimar o disimular el estructural desajuste económico-social.

Respecto de estos “independientes” (pero ahora con entrada y financiamiento partidario), recuérdese que “los favores hay que pagarlos”, sobre todo en política.