Generalmente,
a propósito de un ser querido que ya ha partido, se recuerda dicho momento, y no el de su nacimiento.
En
estos días Manuel de Rivacoba cumpliría 88 años. La memoria guarda
vivencias y enseñanzas vitales que, desgraciadamente, no pueden
transmitirse a otros con la fuerza original.
Compartimos
mutuas alegrías, también sinsabores.
Damos
gracias a la vida por la oportunidad de haber conocido a una persona
como él.