Durante
los largos años de la represión franquista, los principales
psiquiatras españoles se convirtieron en guardianes de la integridad
moral y política del régimen.
Sus
métodos, ideología y tratamientos parecían más destinados al
castigo de los "rojos" y "los otros" que a la
prevención y curación de enfermos.
Enrique
González Duro, uno de los más destacados psiquiatras españoles, ha
buceado en archivos, removido documentación y analizado los textos
doctrinales de sus colegas franquistas con el fin de sacar a la luz
el comportamiento profesional y personal de una parte esencial de la
psiquiatría oficial.
El
resultado es un libro estremecedor.
Un
riguroso trabajo que desvela aspectos, hasta ahora desconocidos, de
la barbarie clínica cometida contra los perdedores.
El
manicomio seguía siendo el eje fundamental de la asistencia pública
y referente para el orden social, pero fue convertido en una
institución de orden y para el orden.
Lo
importante era el mando único y la disciplina patriótica del
personal facultativo, auxiliar y religioso, para controlar
permanentemente al enfermo internado, considerado como un peligroso
enemigo, dispuesto siempre a la fuga y tratado menos como paciente
que como objeto de la disciplina y del «merecido castigo».