El Chile de hoy, abuso policial cotidiano, tolerado y afianzado por la cúpula política.




EL CHILE DE HOY.
“Llegaron a mi casa a las 10 AM. Me detuvieron en mi casa, poniéndome esposas frente a mi familia. Alegué que me apretaban las esposas, me respondieron que yo ya sabía de eso... 'si es dirigente estudiantil pos'. Hace más de 8 meses que me habían cursado una multa de 1 UTM por 'obstaculizar el tránsito', que determiné no pagar porque sencillamente no era cierto, y no hay justicia en lo que no es verdad.
Me llevaron preso a la comisaría de San Joaquín, comuna que envuelve a La Legua y El Pinar, mi población. Llegó al poco rato el Cabo Segundo C. Vega, quien me apuró para que dejara mi teléfono y me metiera al calabozo y me cortara unos cordones de mi buzo del Colo, a lo que no quise acceder porque implicaba pitearme mi buzo favorito. Me llevó, luego de cortarme los cordones del buzo, a un baño entre las celdas. Me hizo desnudarme, vestirme, volver a desnudarme. Repitió unas tres veces lo mismo. Luego me dijo que hiciera sentadillas, dar vueltas desnudo. Vociferaba como si todo el poder estuviera en sus órdenes. Estuve a punto de hacer las sentadillas, tuve miedo. Agarré coraje y le dije que no lo haría, y mentí diciendo que era estudiante de derecho, conocía mis derechos y me querellaría contra él. Me basureó, me humilló, que era 'niñita', etc; me dijo que le hablara de la Constitución. Lo amenacé de nuevo. Le pedí su rango y su nombre completo y calló, retrocedió y me dijo que me quedara ahí callado. ¿Qué más hubiera hecho sin esa mentira?
En la celda me sentí no solo vulnerado, sino que humillado innecesariamente. Por 40 lucas me hizo hueás que realmente me hicieron sentir mal. Tengo una rabia incontenible. Esto no quedará así, no puede ser que seres enfermos como él sigan tratando con personas. Por 40 lucas... que no tenía. Si hubiera vivido en el barrio alto, ¿me hubieran tratado así?
Este país está enfermo: los pobres, los inconformados, los de izquierda somos vistos como enemigos por weones que nacieron igual de pobres que nosotros. No les importa nada. Tengo una rabia incontenible. La clase pesa, a veces con orgullo, y hoy me pesó con mucha rabia. Hoy en tu día, paco, te dije que voy a hacer todo lo posible porque caguen los que como tú tratan así a nuestra clase. No quedará así.
Gracias a todos los que hoy estuvieron, los amo, amigos. 
Gabriel González Castro.
Santiago, abril de 2016.".
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Si se añade los abusos que carabineros practica sobre jóvenes mujeres, y las modificaciones legislativas que procuran afianzar el mecanismo de detención policial según el arbitrio funcionario, la realidad es aun más lesiva respecto del respeto de derechos esenciales.









Derecho a la educación. Marcha de 21 de abril de 2016. Santiago de Chile.



Que la educación envuelve un derecho cuya efectividad exige intervención estatal no sesgada sino plena, es lo que miles de estudiantes reiteraron este 21 de abril en Santiago de Chile (y otras ciudades), marcha interrumpida con represión oficial brutal, y bajo nula o tendenciosa cobertura de los canales de TV, de uno u otro modo al servicio del gobierno y del gran empresariado.














¿Quién era Patricio Aylwin Azócar?



Patricio Aylwin Azócar fue un golpista. Durante el gobierno de la Unidad Popular instigó, desde su posición de poder, el derrocamiento (a cualquier costo), de Salvador Allende. Y deberá cargar con la corresponsabilidad por el asesinato y el sufrimiento de muchísimas personas. 

Desde 1990, su gobierno, armado con los Correa, los Tironi y los Solari (es decir, lo peor de la política chilena, y cuyo rol se sufre hoy), afianzó la impunidad, incluso tornando letra muerta requerimientos penales y procesales recogidos en el propio Informe que dispuso realizar (conocido como “Rettig”, cuyo texto original puede ubicarse en este mismo sitio web), asegurando, igualmente, un régimen económico excluyente y clasista. 

Es verdad  que debió “gobernar” en momentos muy complejos. Los vivimos también; no obstante, hay una ilustrativa metáfora: tal como Manuel de Rivacoba observó en él, una cosa es gobernar cautelosamente teniendo cerca a un empoderado Pinochet, y otra, muy distinta (y que fue lo que hizo Aylwin, literalmente), invitarle a cenar a su casa. Cumplía el pacto solapado, que implicó sustituir a administradores pero del mismo sistema, dándoles algo de poder y mucho, mucho brillo. 

En su gobierno hubo tres decenas de personas asesinadas estatalmente, todos de Izquierda.

Aylwin fue un golpista, que albergó un desajuste también constatable en muchísimos de sus correligionarios: impostura y codicia de puestos y brillos, a cualquier precio ético.

Rivacoba lo tenía claro.

Mientras se le rinden honores en un lugar de Santiago, a pocas cuadras de allí, ese mismo día jueves 21, el aparato policial militarizado –bajo órdenes gubernamentales- apalea y  gasea a estudiantes disidentes, que –para desgracia de ellos- en la calle ahora son muchos miles.

Hablan de valores “republicanos” mientras corrompen, sirven al gran empresariado, implementan su propia impunidad, criminalizan la disidencia y a sectores modestos, y ordenan reprimir sin tasa. Ellos, de terno negro y cómoda ubicación y pasar.

Grotesca la manipulación de sus propios pares, usando su control de la TV. Tal como advierte Luis Le Bert, ahora, según ellos, deberíamos creerles y seguir creyéndoles en razón de los “valores” del muerto y de su camino, porque ellos le representarían.

Lo irónico es que, tal como el mismo Le Bert anota, “…los únicos que en todas las entrevistas han usado políticamente su muerte son sus amigos, los políticos inmensamente desprestigiados y que no reconocemos como nuestros representantes. Usan su trascendente despedida para posicionarse en su competencia mundana y desvergonzada por conseguir raiting político. Salieron todos disfrazados de funeral y se devolvieron a sus casas disfrazados de representantes. Pero la dieta que reciben les calma los remordimientos hasta hacerlos desaparecer.”.
 

PIERRE BOURDIEU: “La miseria del mundo”.



PIERRE BOURDIEU:  
“La miseria del mundo”.

[En la foto, con Didier Eribon].

¿Cómo en Chile, el caso “Tsunami 2010” y sus 104 muertes, pudo ser reducido a mero tongo judicial?



¿Cómo en Chile, el Ministerio Público puede “pactar” con los propios responsables de delitos y en términos provechosos para estos últimos?
Aunque todavía existe la posibilidad procesal de que la resolución emitida por el 7° Juzgado de Garantía de Santiago (de fecha 7 de abril), sea modificada por el tribunal superior, atendamos la normativa que permitió a fiscalía e imputados requerir –y en muy beneficiosas condiciones para ellos mismos- ante la jueza pertinente la “suspensión” del procedimiento, que dicha magistrado haya aceptado, y que, en palabras simples, resuelve –aparte de una disculpa y una “indemnización” irrisoria- que entonces (27 de febrero de 2010) “no pasó nada”.

La “suspensión condicional del procedimiento” (artículos 237 y ss. del Código procesal penal), como medida judicial, al igual que el llamado “principio de oportunidad” en la etapa de investigación-persecución penal pública (artículo 170 del mismo cuerpo), acogen mecanismos previsiblemente aptos para utilizarse como argucias (véase las confesiones del Mensaje presidencia que presentó el articulado), e integran un arsenal de medios procesales para ayudar a los hechores (si tienen suficiente dinero y/o influencia institucional y política), a no ser damnificados en el proceso penal chileno.
Según el artículo 237 y ss. del Código procesal penal, el fiscal, con el acuerdo del imputado, puede solicitar al juez de garantía la suspensión condicional del procedimiento.
El juez puede requerir del ministerio público los antecedentes que estimare necesarios para resolver.
Si el querellante o la víctima asisten a la audiencia en que se ventila dicha petición, deberán ser “oídos” por el tribunal, lo que no significa que deban ser “atendidos” en su requerimiento, ni acogido éste.

Dicha “suspensión” puede operar incluso en procesos sobre delitos graves y lesivos (y delitos culposos), tales como homicidio, secuestro, robo con violencia o intimidación en las personas o fuerza en las cosas, sustracción de menores, y por conducción en estado de ebriedad causando la muerte o lesiones graves o gravísimas, y otros, caso en el cual el fiscal tiene un trámite adicional, cual es someter su decisión -de solicitar tal suspensión- al Fiscal Regional.
Y esto no lo hizo la dictadura, sino, en conjunto, la Concertación y la extrema derecha, generando un Código procesal penal cuyos vicios se evidencian.

El mencionado Código, corazón de la “reforma procesal penal”, fue impulsado para su aprobación legislativa ya desde junio de 1995 (Mensaje presidencial 110-331),  por la Concertación con el entusiasta apoyo de la extrema derecha y la dirección ideológica del grupo “Paz Ciudadana” (cuyo rol también es confesado en el mencionado Mensaje), grupo de propiedad y al servicio del empresario mercurial Agustín Edwards.

En 2002, iniciándose la aplicación de dicha reforma, y cuando el clima académico era de incondicionalidad total a esas “modernas” orientaciones, participamos en una Jornada universitaria, presentando “Facetas del nuevo régimen procesal penal chileno”,  cuestionando la médula de dicha reforma y revelando su índole de instrumento de relativización de la Justicia, desvirtuador de propuestas procesales y penales fijadas en el “Informe Rettig” (1991), y al servicio del régimen económico (servicio confesado por su propio Mensaje presidencial), que agudiza el trato clasista, permitiendo al dinero, al poder y a la influencia, “arreglar” juicios.


A continuación, la esencia de dicho texto.